martes, 19 de mayo de 2015

Mentiras arriesgadas

La campaña electoral ha dado comienzo y todos aquellos que pretenden obtener un cargo público tanto a nivel local como autonómico han sacado sus mejores galas, su mejor sonrisa , elegido con cuidado escénico sus próximos movimientos y planeado estrategias con un propósito  muy definido: Obtener nuestra confianza , y como no podía ser de otro modo, nuestro voto.
No va a ser tan sencillo en esta ocasión. Nos hemos vuelto más exigentes. Es total y absolutamente necesario que lo seamos. 
¿Es posible que, en unos pocos días de campaña, nos convenzan de sus bondades y planes de futuro? Sinceramente creo que no.
Lo que nos están pidiendo es de suma importancia. Es un tesoro de incalculable valor. Quieren que, ejerciendo un derecho constitucional conseguido no con poco sacrificio y esfuerzo de personas que lucharon durante décadas por ello,  les otorguemos nuestra confianza y les dejemos hacer respecto a elementos esenciales en nuestra vida diaria ,como educación, sanidad, impuestos locales y autonómicos, inversiones públicas, empleo, cultura, comercio,  etc.
Quizá deberíamos preguntarnos si han sido cercanos al ciudadano, si se han preocupado por sus problemas, si han sabido dar respuesta a sus inquietudes, si creemos realmente en su capacidad de gestión( tanto la de la llevada a cabo como de la pretendida) y unas cuantas más a las que hemos de dar una respuesta sincera. 
Respecto a los que ya obtuvieron nuestra confianza es más sencillo analizar su gestión, basta comprobar si todo aquello que nos prometieron en el anterior proceso electoral está cumplido en mayor o en menor medida; si su gestión ha sido eficiente y su capacidad demostrada, y cuál es la respuesta a las anteriores preguntas. Respecto a los que pretenden obtenerla, lo tenemos un poco más difícil y hemos de ser, si cabe, aún más exigentes.
A todos aquellos que nos piden nuestro voto, debemos mirarlos a la cara y presionarlos hasta obtener, al menos, un atisbo de seguridad en sus propuestas y convicción en sus argumentos. Levantar la mano y preguntar sin miedo por el cómo, el cuándo y para qué. Han de ser capaces de convencernos y salir airosos de esta lid.
Nuestros pueblos y nuestra Comunidad Autónoma precisan de los mejores gestores y de los mejores proyectos. Es nuestra obligación exigir capacidad, eficiencia, transparencia, y por supuesto, responsabilidad.
Esta reflexión puede parecer dura, pero, en mi opinión, muy necesaria. No me olvido del carácter humano de aquellos que pretenden nuestra confianza, pero, tras la terrible crisis económica y social que nuestro país y nosotros en primera persona hemos sufrido, y aun sufrimos, creo que ser exigente, es ser consecuente y necesario.
Muchos son los llamados, pocos los elegidos…